Cultos mineros y rituales de producción en las minas bolivianas
La Cámara Minera del Perú estuvo presente en el Museo Minero del Socavón, en Oruro, Bolivia.
La mina es un reino de deidades particulares con quienes el minero mantiene una relación, con un objetivo productivo y para preservarse de accidentes, es por ello, que la Cámara Minera del Perú estuvo presente en el Museo minero del Socavón, en Oruro, Bolivia, donde apreciaron cultos mineros y rituales de producción.
Además, se pudo conocer de cerca a los principales señores de la mina y las relaciones que mantienen, por medio de rituales cotidianos.
El museo es un espacio que se encuentra ubicado en el subsuelo del cerro Pie de Gallo; exactamente en el Santuario de la “Mamita Candila”, la Virgen del Socavón, donde se puede conocer cómo se realizaba la faena dentro de una mina de plata.
La bocamina es una gradería donde se puede acceder a este maravilloso museo, el cual está dividido en cinco sectores. Entre los más interesantes se exhiben: el Tío de la Mina (una estatua con la figura de un rostro diabólico); la representación de "Nina Nina".
Sectores de museo y cultos religiosos
En el primer sector, se puede observar una carretilla colgante que se utilizaba para transportar el mineral en la época de colonia. También se encuentra una pequeña muestra del mineral que existe en el departamento, además de otros implementos de minería que se utilizaban en la antigüedad.
También, en el segundo sector, encontramos el callapeo. Típico enmaderado de seguridad en la explotación minera; al igual que perforadoras de diverso tipo empleadas durante el siglo XIX; colección de planos de la Mina Siglo XX; e implementos de vestuario de un minero.
En el tercer sector, esta la galería de bifurcación del museo, donde se puede observar un plano de concesiones mineras del año 1900, maquinarias de imprenta de principios del siglo XX, además de otros artefactos que se utilizaron en la época.
Asimismo, también destacamos el reloj del Barón del estaño, Hochschild, como una verdadera reliquia; así como, un buzón con carga de mineral con su respectivo carro metalero de extracción sobre rieles.
El quinto sector presenta una gradería que sirve de salida del Museo, la cual conduce a la Plaza del Folklore, es impresionante sentir el olor a copajira, ver como de las paredes sale el agua del mineral, este es uno más de los Encantos que existen en Bolivia.
Creencias mineras del altiplano
En Bolivia, las creencias en cuanto a cultos mineros y rituales de producción, tienen una historia larga. Por ejemplo está el Tío de la mina, quien acompaña al minero durante todo el día y, como se cuenta “lo ve todo” y “lo sabe todo”. Es el dueño de la mina. Su silueta de hombre sentado reina sobre el destino de los mineros. En la imagen del tío resalta el pene en erección, preparado para fecundar a la Pachamama, es decir, para producir mineral. Los dioses se complementan, y existe una continuidad entre la cosmología minera y las creencias del campo: ambas perciben el subsuelo como un mundo salvaje, peligroso y lleno de riquezas.
Esos gestos recuerdan que la producción de mineral es el resultado de un intercambio entre hombres y dioses. La relación contractual entre los mineros y las deidades del subsuelo se reactualiza mediante rituales cotidianos, semanales y anuales con la finalidad de preservar tanto la integridad física como la fuente de trabajo. Es una relación económica asimétrica, mantenida por obligación, en la que los mineros son siempre deudores de las deidades.
En la sombra del socavón, los arquitectos del subsuelo trabajan siempre pensando en mañana; los cultos a los dioses del subsuelo buscan resolver la incertidumbre e inseguridad inherente al trabajo minero. Los que trabajan en las entrañas de la tierra pactan cada día con los dioses por el bienestar de sus familias y de sus lab